La sal para todos

La sal para todos

Equipo

Luis Bautista Harris

Pablo Castillo Luna

Ernesto Ibáñez Galindo

Héctor Suárez González

Comentario jurado ASAcción 2019

Propuesta de escala territorial. Se trata de un plan de activación territorial basado en la recuperación de un recurso industrial histórico y con valor patrimonial, paisajístico y turístico, además de incluir un planteamiento económico a la propuesta. Es una hipótesis de regeneración de un sector pre-industrial muy interesante y metodológicamente muy bien desarrollada. Es, además, una propuesta muy replicable en otras zonas del territorio.

Documentos

memoria del proyecto

Memoria del proyecto

“Arrecife es la mayor puerta de entrada de cruceristas de toda la provincia.” (1) Pero, ¿qué se encuentra un turista cuando llega a Arrecife?

Tanto el Puerto de los Mármoles como la ampliación del dique de cruceros de Puerto Naos presentan el mismo frontis característico. Frente a ellos, y permitido por la altura que ofrece un crucero, se encuentra una zona industrial desconsolidada, ruinas del antiguo ingenio salinero sepultado por la trama urbana de escaso planeamiento. Un espacio polarizado que queda en tierra de nadie, al parecer en el olvido, y que no deja de ser la cara visual que la ciudad ofrece al crucerista.

En este contexto, este espacio pre-industrial de la ciudad ha quedado relegado a un segundo plano: presentando ciertos estados de abandono, como un vacío que no permite la conexión de la ciudad con la nueva zona industrial.

No genera linealidad de costa ni inculación transversal al mar, ni favorece una imagen de ciudad turística, mientras que el número de cruceros anuales no ha parado de crecer en los últimos 10 años2. A pesar de estas circunstancias, se le presenta a la ciudad una oportunidad única de suplir carencias existentes en espacios libres, equipamientos y comunicación, entonces…

¿Por qué no solucionar varios problemas de una vez?

(1) Para ello, se tienen en cuenta variables tanto a nivel sector, como a nivel ciudad, estableciéndose datos medios aproximativos entre ambas variables. Se establece una temporalidad hipotética con dos fases intermedias al objetivo presupuesto, observándose la rápida evolución simultánea a los diferentes indicadores y al conjunto grupal. En un compendio de todas las variables, la evolución es claramente significativa en el ámbito mas cercano, con repercusiones a nivel secundario o terciario en el resto de la ciudad y la isla.

Arrecife es una ciudad hecha de pequeños trozos.

En 2009 se aprueba el Plan General de Ordenación de la ciudad de Arrecife, y los terrenos que históricamente se habían dedicado a la industria tradicional salinera, las salinas de Puerto Naos, pasan a ser los sectores Naos I y Naos II, catalogados como residencial – industrial, con el suelo mayoritariamente destinado a residencial unifamiliar.

Esta decisión parece cuestionable desde varios aspectos. El primero de todos el puramente económico, dado que la zona se encuentra entre varios tejidos industriales, y no parece que las inversiones en vivienda supongan grandes beneficios en ese escenario. Supondría además la creación de una triple frontera, multiplicando el problema que tiene ahora mismo una ordenación estructural pensada a base de franjas: la trama urbana y la industrial colisionan sin hacer la mínima propuesta de diálogo. La inclusión de tejido residencial entre Desde el punto de vista patrimonial no cabe duda de que supone dejar de lado una herencia industrial que la isla no ha sabido valorar como se merece. Pero el principal problema radica en la pérdida de interés que tendría una zona que actualmente posee un potencial increíble para convertirse en un nodo de atracción, un territorio capaz de dialogar con la ciudad, la industria y el paisaje.

Parte de esta heterogeneidad y fragmentación espacial viene provocada por sucesivos movimientos de rotura del ecosistema de solidaridad urbano. La inclusión de ‘injertos’ industriales sin la menor intención de coexistir con sus homólogos residenciales hace que se creen barreras infranqueables dentro de la propia ciudad, sin necesidad de una separación física. Eso provoca que las salinas, que cuando estaban en funcionamiento eran capaces de mantener un equilibrio perfecto entre producción industrial e interés paisajístico, aún estando a escasos minutos a pie del centro de la ciudad, hayan quedado como un terreno abandonado y aislado.

Nuestro propósito es el de hacer que crezca el interés en la zona, buscando un rédito económico basado en el crecimiento orgánico, proponiendo actividades y usos alternativos que respeten el paisaje y la tradición de la zona pero que a la vez sean capaces de poner en marcha una actividad económico-social que revitalice una trama industrial tendente al abandono pero que a la vez justifique la no conversión del suelo a uso residencial.

La estrategia para conseguirlo es la de, primero, apostar por una regeneración paisajística de la zona que atraiga visitantes interesados en el paisaje marítimo industrial de la zona, cerca de la ciudad y del mar, con interés científico y creando una diversificación del turismo actualmente existente en la isla, poco del cual se queda en Arrecife. La segunda intención es la de renovar el tejido industrial existente y aprovechar la situación privilegiada con acceso a grandes cantidades de energía renovable para modernizar los procesos de desalinización y potabilización del agua de la isla, actualmente un proceso muy caro y dependiente de energía externa, para ofrecer un agua de calidad y con una considerable reducción del coste energético. La tercera intención es la de aprovechar el impulso económico que supondría esta renovación industrial y proponer la creación de una ‘microindustria’ que vaya colonizando poco a poco los espacios productivos y transformando la propuesta actual, haciendo del tejido industrial un tejido cada vez más público, devolviendo así a los vecinos no sólo su paisaje si no también su ciudad.

Sobre estos tres ejes se propone la construcción de una marca Arrecife, que refleje la identidad propia del lugar,
con su profundidad y matices, en lugar de quedarse como un punto confuso dentro del cliché de la isla-destino de
sol y playa.

Este desmarque de un modelo de turismo limitado es tanto estratégico como ideológico. No sólo se busca evitar
un futuro agotamiento del modelo económico principal (cosa que ya ha pasado con los anteriores modelos), sino
también porque esta decisión busca atraer a un público que valore la creación de un urbanismo paisajístico responsable
y sostenible. Así, se pretende poner en valor la tradición salinera de la zona, el pasado y presente industrial,
pero con un enfoque no sólo de producción sino como campo de investigación y desarrollo tecnológico, y por
supuesto el contexto paisajístico costero de la zona, con la creación de piscinas con diferentes concentraciones de
sal, un paseo marítimo y espacios públicos de esparcimiento; creando así un tejido productivo a tres bandas que
potencia la zona como un destino visitable de filosofía sostenible e innovativa.

Dentro del estado del urbanismo actual, tanto Arrecife como la mayoría de poblaciones se enfrentan a un escenario complejo en el que ya no basta con los modelos urbanos rígidos y con carácter definitivo que funcionaban antaño. Las dinámicas poblacionales cambian y como bien se está viendo en este caso, hace falta un urbanismo de flujos
y adaptable a los nuevos procesos socioeconómicos, cada vez más veloces. Gilles Deleuze y Félix Guattari llaman a esto ‘plan de consistencia’, como diferenciación del plan urbano tradicional, y en el exponen la necesidad de elementos híbridos, los cuales quedan definidos como los elementos que le dan orden a los sistemas complejos. Dado que se plantea un proyecto en el cual tiene especial importancia el sistema de flujos y la convivencia de las ‘dos ciudades’ o las ‘dos gentes’, los que llegan y los que se quedan, también parece capital la definición de los sistemas que se adaptan y los que permanecen, los que se transforman según la gente que llega y los que se quedan para la gente que está. A la zona la ordena el proceso.

“Se busca ajustar el planeamiento al modelo de ciudad compacta, compleja, eficiente y cohesionada socialmente.”

La Organización de las Naciones Unidas recomienda a los países que las ciudades deben tener por lo menos 16 metros cuadrados de áreas verdes por persona. La Organización Mundial de la Salud, recomienda al menos nueve. Sin embargo, en Arrecife no sobrepasa los 248.878 m2 para 58.537 habitantes, es decir, 4.25 m2 de espacios verdes por habitante, estando aproximadamente un tercio en mal estado o descuidados. Esto crea tejidos urbanos desconexos, ineficientes, ejerciendo presión sobre los sistemas morfológicos que lo soportan.

Se pretenden suplir las carencias de espacios libres de diversas maneras, a través de actuaciones locales de repercusión general, se suplen las 4,61 hectáreas ahora necesarias para alcanzar valores mínimos, sobrepasando con creces y generando un superávit de 18,03 hectáreas (valor muy superior a los estándares actuales, y probablemente adaptado a las exigencias futuras). De este modo se obtiene un mejor reparto en la distribución categórica de estos espacios (en parques, plazas, paseos, ramblas, etc.) y en sus escalas (desde ámbitos cercanos a los volúmenes arquitectónicos hasta grandes áreas de espacios libres –como las salinas y sus instalaciones–.

En Canarias, la producción de sal sigue un gran recorrido histórico. Los antiguos pobladores de las islas la obtenían de los charcos de la costa. Tras la conquista, y a finales del siglo XVIII, se produce el desarrollo de nuevos ingenios salineros en las islas. A principios del siglo XX tiene lugar en Lanzarote una eclosión de la producción de sal en relación a la floreciente industria conservera. Esta isla, que cuenta con las salinas más antiguas del archipiélago canario, generará una larga tradición salinera en muchas de sus poblaciones costeras, acaparando en pocos años la mayor parte de la producción salinera de las islas. En Puerto Naos, Arrecife, se inicia el desarrollo de salinas que se especializan en el abastecimiento de sal a los barcos que faenaban la costa africana. La aparición del frío supone prácticamente el fin del blanco paisaje salinero en las islas, se inicia un período de decadencia en aras del nuevo ‘cultivo del turismo’.

 a actividad salinera de Lanzarote –cuyo auge a mitad del siglo XX hizo proliferar el desarrollo de grandes conjuntos de salinas en diferentes zonas del litoral– se organiza a través de un sistema de relaciones. La capital, Arrecife, y su puerto, conforman el centro neurálgico de la producción destinada a la industria pesquera y conservera.

“La necesidad de obtener sal y las dificultades propias del medio insular han obligado al isleño a desarrollar su ingenio para producir este recurso necesario. Ya los guanches aprovechaban los charcos marinos que dejaba el mar al retirarse para obtener la sal que necesitaban. Con la llegada de los castellanos, llegan a las islas las técnicas de explotación salinera que los romanos habían extendido por toda Europa. Pero la necesidad de adaptarse al medio y producir la sal necesaria para el desarrollo de la pesca de berbería obliga al isleño, especialmente al lanzaroteño, a generar un sistema de cultivo intensivo que produzca la sal suficiente para permitir el desarrollo de otro sector productivo de interés para la isla: la pesca.”

Dentro del conjunto de Puerto Naos, encontramos tres agrupaciones de notoria importancia arquitectónica y paisajística. En primer lugar destacan las ‘Salinas de Tomás Toledo’ por sus terrazas de hasta 5 m para solventar la pendiente. A su lado, las ‘Salinas de Fuentes’ despiertan interés por la geometría de sus maretas en relación a la vaguada donde se encuentran. Por último, las ‘Salinas del Herrero’ que se encuentran en relación a la zona industrial, presentan un modo curioso de organización ‘concéntrica’ y una geometría que da pie a la nueva arquitectura como modo de puesta en valor del patrimonio.

Como estrategia principal, y núcleo de la intervención, se trata el espacio de las antiguas salinas, hoy en deterioro, para generar dos zonas: por un lado, una serie de piscinas destinadas al tratamiento con aguas salinas de alta concentración en diferentes etapas; por otro, una serie de espacios destinados a la producción de sal artesanal, actividad que, antaño, ocupaba estas grandes salinas. Entre sí, dan forma a un espacio crucial para el desarrollo de la zona. Conformando un punto de enlace entre elementos hoy desvinculados (el mar, el sol, la piedra, la costa, la sal) y cuya relación precede a la intervención humana.

El origen de la actividad industrial se asocia al antiguo Puerto Naos (Barrio de Valterra) donde la industria conservera,
y sus derivados relacionados con la pesca y las actividades marítimas cobran importancia durante el siglo XX. Si bien esta zona se encontraba desvinculada del núcleo urbano de la época, si presentaba construcciones de carácter residencial –aquellas viviendas de los trabajadores del puerto y la industria–, lo que explica la actual convergencia de usos en la zona. Por otro lado, y pese a la informalidad con la que se desarrolla esta trama industrial (sobre las antiguas salinas se plantean varias propuestas de entramado urbano que no llegan a conectarse entre sí efectivamente), el nuevo muelle de los Mármoles, el desarrollo de la industria a finales de siglo (introducción de desaladora), y la necesidad de más espacio portuario y mayores infraestructuras, derivan en la creación de una nueva zona industrial que satisfaga estas características.

La creación de dos bolsas de suelo residencial, aún cuando se establezca que “la ordenación pormenorizada de los SUSNO Puerto Naos este y oeste, deberá integrar los valores etnográficos presentes (salinas de Naos)” , implica la destrucción del patrimonio salinero en su conjunto, tal como puede verse en las salinas de Matagorda: “A pesar de la poca fortuna en el diseño, al haber conservado encajados en la urbanización parte del trazado y algunos cocederos, permitiendo la circulación del agua, mantiene algo de su antiguo interés paisajístico y valor como zona húmeda.” habiendo esto último ya desaparecido completamente.

Sostenibilidad energética y social

Parque eólico. Al igual que las antiguas industria salinera, que aprovechaba la energía del viento para elevar el agua del mar, se pretende aprovechar los recursos naturales existentes en la zona. Los vientos Alisios, provenientes del Noreste, actúan directamente sobre la costa de Arrecife, alcanzando una velocidad media de 15m/s. Esto supone una oportunidad única para la creación de un parque eólico que ayude a cubrir la demanda energética de la desalinizadora existente y de los nuevos módulos adicionales. Se pretende, por otro lado, la recuperación de los molinos existentes, ligados a la industria salinera, de forma que tecnología y tradición sirvan a un mismo propósito.

Paneles fotovoltaicos. Con uno de los promedios de horas de sol al año más altos de Europa, y con una media de 250 horas de sol mensuales, Lanzarote se configura como el lugar ideal para aprovechar la energía solar. Se adopta la estrategia de complementar el aporte energético de los aerogeneradores con paneles fotovoltaicos, sin la necesidad de ocupar nuevo suelo.

Desalinizadora existente. La generación de agua potable en Lanzarote, se centra en la desalación de agua salada mediante la Ósmosis Inversa. Este proceso de industrialización para la obtención del recurso hídrico implica un elevado coste energético (supone en torno al 30% de consumo energético insular). Módulos E-Mets. El prototipo tiene un rendimiento el doble de alto que el de los sistemas de ósmosis inversa.Además de ser utilizado para desalinizar el agua de mar, el sistema se puede conectar a las plantas de ósmosis inversa, lo que les ayuda a producir mayores volúmenes de agua potable desalinizada. Además, el nuevo sistema tiene la ventaja de poder manejar concentraciones de sal muy altas, más de 200 g/l, que es más de cuatro veces más que la ósmosis inversa.

Turismo. El turismo se configura como fuente de ingresos principal de la economía insular. La OT- 9 del EDUSI tiene entre sus líneas de actuación, la “Coordinación centro de industrias creativas y turismo cultural”.

  1. La recuperación de las salinas y su puesta en valor mediante su reconversión parcial en unas piscinas con aguas salinas de alta concentración que permitan generar 0 residuos en el procesos de desalinización de agua, con el objetivo de fomentar el turismo ligado al patrimonio local.
  2. La creación de un centro de interpretación de las salinas que atraiga turistas y centros educativos.
  3. La implementación de nuevos usos en la zona industrial que fomente las relaciones entre locales y visitantes.

Vecinos. En los últimos años existe un desfase entre la producción y el consumo de agua potable en Lanzarote. El consumo doméstico de agua supone un 45,77% de la producción total de la isla. Las mejoras propuestas en el campo energético e industrial junto con otras relacionadas con el mantenimiento y adecuación de las redes de abastecimiento (por las que se pierde alrededor del 47% del agua potable), conseguirán abastecer el 100% las necesidades con el menor requerimiento de energías fósiles.

Vegetación autóctona. La jardinería de las nuevas zonas verdes propuestas se realizan con vegetación autóctonab (cactáceas, , opuntias, euphorbias, palmeras y dragos) , por lo que requerirán de menor aporte de agua. Además, estas áreas quedarán cubiertas con picón (pequeñas piedras de origen volcánico), lo que ha supuesto una de las claves del éxito de la agricultura tradicional de Lanzarote, ya que esto permite reducir la evaporación directa de agua mantienen la humedad de la tierra debido a su alta porosidad.

Re-ciclo del uso del suelo a través de cuatro ejes de actuación:

Se propone una implantación por fases que no sólo busca aumentar la viabilidad del proyecto consiguiendo que las necesidades de inversión e infraestructuras vaya aumentando de forma gradual, sino que también consigue amoldarse a los requerimientos de los diferentes agentes involucrados en el proyecto ofreciendo inmediatez, soluciones de bajo impacto y adaptación a los flujos de población tanto transitoria como consolidada.

Así, se desarrollan las 5 fases del proyecto:

Fase -1. La fase de preparación del medio para el futuro proyecto. Se sientan las bases y se comienza a filtrar que actividades se mantienen en la zona y cuales pasarán a otras zonas para dejar paso a nuevos usos productivos.

  • Rehabilitación y reactivación del patrimonio industrial salinero
  • Primeras piezas productivas participativas insertadas en el tejido existente
  • Desactivación gradual de los usos e infraestructuras agotadas

Fase 0. Se pone en marcha el proyecto. El objetivo de esta fase es iniciar la actividad productiva sin necesidad de inversión ni agentes externos. La zona comenzará su uso de una manera más local para poco a poco ir posicionándose como un proyecto atractor.

  • Activación de los espacios públicos (naves industriales y salinas)
  • Implantación y consolidación del tejido industrial nuevo / existente
  • Actividades públicas locales y eventos (mercado local, ferias de artesanía, festejos…)
  • Comienza el desarrollo de las actividades de potabilización y desalinización.

Fase 1. Nace la marca Arrecife. El proyecto comienza a enfocarse como un nodo de atracción para los diferentes agentes externos que queremos que participen: inversión empresarial, industria tecnológica y del conocimiento y visitantes con perfiles cercanos al turismo sostenible.

  • Inicio de la actividad formativa y de las propuestas de investigación energética
  • Inicio de la actividad económica a pequeña escala (artesanos, venta de productos locales…)
  • Inicio de la actividad turística con público favorable: balneario natural en las salinas, paseo marítimo…
  • Diálogo para hacer partícipes de la actividad a los propietarios de terrenos industriales de fuera de la zona
  • Comienzan a aparecer los primeros usuarios externos (temporales / fijos)

Fase 2. Consolidación de la marca Arrecife. El objetivo es el de aumentar el número de usuarios temporales para que pueda crecer el número de usuarios fijos. Se afianza el tejido productivo. Comienza a aumentar el número de inversores externos.

  • Aumento de la actividad investigadora y diversificación del perfil de usuarios formativos
  • Se desarrolla la red de movilidad sostenible en diálogo con el contexto cercano – Inversores externos de mediana escala: industria energética, cooperativas externas
  • Conexión del perfil turístico actual de la isla de Lanzarote (sol y playa) con el nuevo perfil, vinculado al entorno productivo, mediante la extensión de los atractores locales (puntos de interés, gastronomía)
  • Se diversifica la afluencia de nuevos usuarios apareciendo la pequeña, la mediana y la larga estancia: se busca la creación de un nuevo modo de turismo

Fase 3. El tejido productivo está consolidado. Los próximos inputs de la zona dependerán en gran medida de cómo se diversifique su perfil socioeconómico. Se crea una estructura operativa para que el flujo de actividades y usos termine de definir la ciudad que quiere ser Arrecife en un futuro cercano.

  • Se consolida la conexión con el centro y la costa, y crece la red de movilidad sostenible
  • Sigue creciendo la inversión externa. Sigue creciendo la afluencia de usuarios temporales
  • El crecimiento de la zona comienza a influir en su contexto a corta y media distancia
  • Aumenta el número de usuarios temporales. Aumenta el número de usuarios fijos

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