Os presentamos una reflexión de María Jesús González, arquitecta y anterior presidenta de ASA, sobre la rehabilitación del patrimonio del s XX. Es una llamada a Ayuntamientos, instituciones, y a nosotros mismos, los profesionales, para adelantar las soluciones que aseguren la aplicación de criterios de sostenibilidad en estos edificios con sensibilidad y manteniendo de su significado cultural.

La calidad de nuestra mejor arquitectura del Movimiento Moderno no debe verse reducida ni en nombre de la sostenibilidad ni en ningún otro. Ante el deterioro que ahora mismo está sufriendo y la exigencia de normativas y directivas sobre eficiencia energética que afectan a este patrimonio, hemos de prevenir e investigar para mantenerlo en uso con criterios actuales sin merma de su calidad arquitectónica. Para ello el catálogo del DoCoMoMo ha de ser una referencia básica. Se hace una llamada a Ayuntamientos, instituciones, y a nosotros mismos, los profesionales, para adelantar las soluciones que aseguren la aplicación de criterios de sostenibilidad en estos edificios con sensibilidad y manteniendo de su significado cultural.

CONVERTIR UN RIESGO EN CONOCIMIENTO DE NUESTRA ARQUITECTURA MODERNA.

La UNESCO ya comenzó a catalogar en 1980 el patrimonio del siglo XX, intentado con ello llamar la atención sobre la importancia de esta arquitectura. Tras las primeras obras maestras inventariadas (Gaudí, Van der Rohe, Gropius, Terragni, Rietveld, y Le Corbusier) el DoCoMoMo (1) internacional y sus capítulos regionales, constituidos años después, contribuyeron a valorar y difundir la importancia del patrimonio del Movimiento Moderno más cercano, en nuestros pueblos. Conforma el grueso del patrimonio de nuestras ciudades, donde un número considerable de estas arquitecturas son alteradas con absoluta desconsideración a su significado cultural. Es un patrimonio en riesgo.(2) Una parte del mismo es ya irrecuperable, y otra, aún mayor, corre el mismo riesgo. Se trata de un patrimonio vivo que es esencial entender, definir, interpretar y gestionar adecuadamente para las generaciones futuras.(3) Efectivamente, este patrimonio, además de sus propias características históricas y artísticas, posee otras peculiares: está en uso, no tiene aún el favor del público, y además se enfrenta ahora a la necesidad de ser “sostenible”, sometido a la presión de la aplicación nuevos criterios medioambientales.
El propio DoCoMoMo lo ha entendido así, y ha creado un comité específico (4) para afrontar los nuevos desafíos que implica la actual preocupación medioambiental, y la forma en que puede afectar a este patrimonio. El peligro que encierra esta nueva presión sobre estos edificios no es baladí. Recientemente, en aras de evitar frío a los turistas, ha estado a punto de introducirse suelo radiante en la Catedral de Burgos, con la escusa de que era el sistema energético “más sostenible” (5). Si esta barbaridad se propone para semejante edificio, uno de la escasa docena de los que por sí solos constituyen sitios patrimonio universal de la UNESCO, ¿qué no sucederá con cualquiera de los edificios catalogados por DoCoMoMo en toda España? Demolido sin consideración en 1999 el fascinante edificio 1965 de Fisac de los Laboratorios Jorba de Madrid (La Pagoda), ¿qué puede suceder con la aplicación de la Directiva 2010/31/UE del Parlamento Europeo relativa a la eficiencia energética, que obliga a todo edificio público a ser de energía cero en pocos años?

Las mejores obras de arquitectos como Fernando Mercadal, Luis Gutiérrez Soto, Zuazo, Fisac, Fernández del Amo, Francisco Cabrero, Corrales y Molezún, Carvajal, De la Sota. Cano Lasso, Lamela, etc. están entre estos edificios a los que habrá que aplicar de forma inmediata la Directiva. Los edificios del Patrimonio Sindical Acumulado (los antiguos Sindicatos); los institucionales (Ministerios, Hacienda, Estado Mayor, Cabildos…), incluso los edificios residenciales: todos ellos han de ser adaptados y expuestos a un nuevo vocabulario (edificios cero energía, cero carbono, etc.). Además de las propias construcciones, el arte aplicado, las esculturas, los relieves, murales, decoraciones cerámicas, los detalles de pavimento, elección de los colores (tan importantes en algunos diseños), e incluso los interiores y el mobiliario son testigos y representan el sentido artístico de su época, y ya son objeto de atención del DoCoMoMo en otros países, como el InsideMoMo holandés 6, que se pregunta cómo poder preservar este legado.
Como señala Hubert-Jan Henket “el edificio más verde es el que ya existe” (7), y desde los actuales criterios de sostenibilidad, estos edificios, por lo general, poseen una gran inercia térmica, tienen en cuenta criterios bioclimáticos, una muy particular relación con la naturaleza, y son imbatibles respecto al tema de energía incorporada. Otros muchos temas técnicos han de afrontarse en este nuevo escenario: el uso de energías renovables en sistemas de acondicionamiento ya existentes; la introducción de aislamiento térmico sin modificar texturas exteriores de fachada o revestimientos interiores; las soluciones a los puentes térmicos en estos casos; la sustitución de carpinterías por otras de similares despieces y grosores pero aumentando las condiciones térmicas-acústicas; introducción de sistemas de climatización sin alterar alturas o revestimientos interiores; accesibilidad universal, etc. Todo ello ha de hacerse sin merma de las características que dotan a estos edificios de un interés singular.
¿Cómo prevenir y preparar esta situación? Las soluciones han de partir desde varios frentes. Uno es la urgencia de identificar, hacer el inventario y catalogar estos bienes culturales. Para ello el DoCoMoMo ha facilitado ya el camino: la inclusión directa de sus bases de datos en los catálogos patrimoniales de cada ciudad dentro de la normativa urbanística es un paso que puede ser realizado de forma inmediata, como se está estudiando ya en algunos Planes Generales, en alguno Ayuntamientos y como ya ha comenzado a incluir la Junta de Andalucía.(8)
Otro paso necesario, muy relacionado con el anterior, es proveer un marco normativo específico, que contribuya a su revalorización y facilite y promueva la protección. Al mismo tiempo, si consideramos que la protección no debiera depender exclusivamente de las instituciones gubernamentales y académicas, o de la efectividad de las leyes, sino de la valoración que la propia sociedad le asigne a estos bienes culturales (9), se debería potenciar la difusión de la cultura y arte que estos edificios encierran.
La catalogación es ya una señal de atención sobre ellos y alerta a la sociedad en general e incluso a los propietarios, que muchas veces son ajenos a las cualidades arquitectónicas que sus propiedades encierran. Identificar las razones del deterioro es una de las primeras acciones a emprender. A la falta de protección de los edificios del Movimiento Moderno, el desconocimiento sobre su calidad y la fragmentación de la propiedad en muchos casos, no puede ahora añadírsele un nuevo riesgo con la escusa de la eficiencia energética. Es más, todo lo contrario: la necesidad de aumentar la sostenibilidad, en lugar de ser un inconveniente, puede transformarse en una interesantísima fuente de investigación y estudio que, además de mejorar las condiciones de estos edificios, contribuya a indagar en las mejores soluciones técnicas para edificios aún sin construir.
Facilitar y potenciar las políticas de I+D en materia en el sector de los Bienes Culturales (10) es también una tarea imprescindible, mixta entre sectores profesionales, investigadores y administrativos que debe ser abordada. A los arquitectos nos queda un trabajo delicado, detallado, edificio a edificio, para encontrar soluciones sostenibles en sí mismas, que prolonguen la labor innovadora que estos edificios modernos fueron capaces de avanzar, y hacerlo con sensibilidad manteniendo sus características arquitectónicas. Pero además es que esto es posible por medios técnicos normales; existe capacidad suficiente entre los profesionales de la arquitectura y la ingeniería para crear soluciones ad-hoc, imaginar procedimientos y recursos que mejoren y completen la funcionalidad de estos edificios sin mengua de su belleza. Este es el nuevo reto.
María Jesús González Díaz
Dra. Arquitecta
www.mjg.es
1 La Fundación DoCoMoMo Ibérico, capítulo de la Fundación DoCoMoMo Internacional, es el acrónimo de DOcumentación y COnservación del MOvimiento Moderno. Es una organización internacional creada en 1990 con objetivo de inventariar, divulgar y proteger el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno. http://www.docomomoiberico.com/index.php?lang=es
2 Espinosa de los Monteros, Fernando. Intervenir en el patrimonio arquitectónico del siglo XX. Criterios, proceso y sensibilidad. Patrimonio Arquitectura del Siglo XX. Intervención y valoración. 8vo Encuentro Nacional del Comité de Arquitectura del Siglo XX del ICOMOS Mexicano, A.C. México 2014.
3 Criterios de Conservación del patrimonio arquitectónicos del siglo XX. Documento de Madrid. Conferencia Internacional “Criterios de Intervención para el Patrimonio Arquitectónico del Siglo XX – CAH 20thC”CAH 20thC. Madrid, 14/16 junio 2011.
4 Henket, Hubert-Jan. Llamada internacional a la creación de un comité especializado en sostenibilidad en el DoCoMoMo. https://www.youtube.com/watch?v=OposGCX5Wt4 5 El TSJ falla contra el suelo radiante en la Catedral por los daños al pavimento. Diario de Burgos. 8/12/2015. http://www.diariodeburgos.es/noticia/ZB3197C81-D4FA-E049-B2FE7D970ED1299C/20150512/tsj/falla/suelo/radiante/catedral/da%C3%B1os/pavimento
6 Bierman, Janneke. Quist,Wido- IndsideMoMo -Stichting DoCoMoMo Nederland. TU Delft. 2014.
7 Henket, Hubert-Jan, op. cit.
8 Instituto Andaluz del patrimonio Histórico. Consejería de Cultura. Junta de Andalucía. http://www.iaph.es/patrimonio-inmueble-andalucia/
9 María Dolores Muñoz Rebolledo, et. al., La participación social y la protección del patrimonio, en Urbano, vol. 7, núm. 010, noviembre 2004, P. 17-23.
10 Azkarate, A. et al. Plan Vasco. El Patrimonio Arquitectónico. Kulturaren Euskal Plana – Plan Vasco de Cultura. 2003.

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