El pasado junio se publicó el adelanto del estado de la pobreza en España por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español. Uno de los puntos analizados, fue el porcentaje de personas que no pueden mantener una temperatura adecuada en sus viviendas. Uno de los puntos del informe analizaba la «carencia material y social severa» considerando que a escala hogar, uno de los puntos que define la pobreza severa es no poder «mantener una vivienda a una temperatura adecuada«.
Según el informe, el porcentaje de personas que no podían mantener su vivienda a una temperatura adecuada en los últimos 12 meses, había pasado del 7,9% en 2019, al 14,3 % en 2021, mostrando «el aumento del precio de la energía» (1).
Por encima del valor medio nacional, el informe destacó que no pueden permitirse mantener la vivienda con una temperatura adecuada el 33,3 % de las personas residentes en Ceuta, el 21,4 % de las de Murcia, el 18,8 % de las de Melilla y el 18 % de las de Aragón. También más del 15 % de las personas residentes en C. Valenciana, Cataluña, Extremadura y Canarias.
Condiciones de vivienda
El informe solo resaltó el aspecto energético de las viviendas, pero el informe «El mapa de la pobreza severa en España. El paisaje del abandono«, publicado en septiembre de 2021 (2), abordó las condiciones de vivienda desde diversos parámetros que el informe consideró necesarios para «mantener una calidad de vida mínimamente aceptable es disponer de una vivienda habitable, de tamaño apropiado y económicamente asequible» (3). El informe recogió datos de 2020, por lo que reflejó un adelanto de los efectos de la pandemia del COVID-19 sobre la población.
Tras los primeros datos, que analizan la vivienda en propiedad, se destacó que para el 65% de las personas con pobreza severa, el mantenimiento de los costes de la vivienda supone una carga muy pesada, siendo los costes de la energía uno de sus principales responsables. Los altos costos de mantenimiento implican que la mayoría de personas en pobreza severa no pueden mantener sus viviendas en unas «condiciones correctas de calidad y salud».
El apartado dedicado a la «Calidad de la vivienda y entorno» analizó la disponibilidad de luz natural, la falta de espacio en la vivienda, la capacidad para sustituir los muebles viejos o estropeados, la capacidad para mantener la vivienda con una temperatura adecuada y la existencia de goteras, humedades o podredumbre. El informe destacó que «todos estos problemas afectan a la población en pobreza severa en medidas que pueden ser hasta siete veces más elevadas que las del resto de la población; además, muchos de ellos, han supuesto un factor importante de malestar físico y psicológico de las familias durante los momentos más graves de la crisis de la COVID-19. Si residir en una vivienda que no reúne las condiciones adecuadas es de por sí difícil para los miembros del hogar, el confinamiento en semejantes condiciones hizo que la experiencia de la COVID-19 fuera mucho más dificultosa que para el resto de la población» (4).
Destacamos los siguientes resultados del estudio:
Falta de espacio. El porcentaje de personas en pobreza severa con falta de espacio en la vivienda triplicó para todos los años al medido entre el resto de la población. Para el año 2020, el 21,5 % de las personas en pobreza severa reside en viviendas sin espacio suficiente y solo lo hace el 6,3 % de las personas que no lo son.
Escasez de luz natural en la vivienda. El 2020 presenta los datos más elevados de toda la serie histórica, tanto para las personas en pobreza severa como para el resto de la población (18 % y 9,9 %, respectivamente). Además, supone la diferencia más grande entre ambos grupos. En el gráfico se puede observar cómo el pico máximo en este ítem que se dio en 2013 se ha visto ampliamente superado en el 2020, cuando la experiencia del confinamiento de la COVID-19 ha puesto de relieve las carencias en las viviendas.
Calidad del medio ambiente. Lo que el estudio define como «calidad del medio ambiente», hace referencia fundamentalmente a tres aspectos: ruidos exteriores, contaminación/suciedad y delincuencia o vandalismo. En todos los casos, los problemas son mayores en las personas en situación de pobreza severa, pero es especialmente significativa la diferencia en lo referente a «ruidos exteriores», en las que alcanza un 28,4% en el caso de las personas en pobreza severa, una diferencia de más de 7 puntos con el resto de personas. El estudio no entra a analizar las causas ni orígenes de los ruidos, pero posiblemente esté vinculado a la calidad y/o composición material de la envolvente de los edificios.
Pobreza severa y hábitat. Otro resultado que destaca el informe es que desde 2019 la pobreza severa en las zonas urbanas supera a la de las zonas rurales, algo que no sucedía desde el 2008. Las tasas de pobreza severa en zonas rurales alcanzó el 13,9% en 2015, su máximo tras la crisis de 2008, reduciéndose rápidamente en los años siguientes hasta el 9,1% en 2020. En cambio, la pobreza severa en las zonas urbanas, aunque no aumentó al nivel que lo hizo en las zonas rurales, ha sido más estable y su reducción mucho más lenta, mostrando en la actualidad un aumento mayor que en las zonas rurales alcanzando el 9,7% en 2020.
Pobreza y vivienda. Conclusiones
El informe abarca multitud de variables más allá de las vinculadas a temas de vivienda, dando una visión global de la pobreza en España de acuerdo con parámetros considerados por la European Anti-Poverty Network (EAPN). No obstante, los datos generales del informe podrían derivar en estudios más específicos, en concreto en materia de vivienda y urbanismo. Partiendo de los datos del Observatorio de Vivienda y Suelo del MITMA, el Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España -el cual absorbió el Observatorio Joven de Vivienda en 2013-, así como los datos generados por las comunidades autónomas, y otros organismos públicos o privados como pueden ser los originados por el Observatorio Ciudad 3R, se podría completar con más información y de forma más específica los temas relacionados con pobreza y vivienda.
En este sentido, podemos decir que el informe muestra carencias como la falta de datos en términos absolutos del «coste de mantener las viviendas a una temperatura adecuada», dado que sería interesante comprobar si estas viviendas resultan más caras de mantener en valores absolutos y no sólo en relación con las rentas, por sus carencias en aislamiento y acondicionamiento térmico, así como la capacidad y esfuerzo de la población en situación de pobreza severa para abordar mejoras en la envolvente o en las instalaciones, y cómo estas mejoras afectarían a la situación e índices analizados. Las mejoras estudiadas no sólo se deberían limitar a la capacidad de renovar elementos mueble, aunque si un 60,9% de las personas en situación de pobreza severa no puede sustituir los muebles (5), nos podemos hacer una idea de la magnitud del problema en el caso de rehabilitación edificatoria. El cruce de los datos económicos y socio-demográficos, con los de certificación energética, inicialmente disponibles únicamente a nivel de Castilla y León, ayudaría a conocer el alcance del problema.
El informe se adentra de forma muy básica en temas de salud vinculada a la vivienda, como el estudio de goteras, humedades o «podredumbre», término que no define su alcance en el documento, y que el estudio indica que afecta al 29,3% de las personas en situación de pobreza severa. Se echa de menos un análisis más completo al respecto.
La accesibilidad edificatoria y urbana, la distancia a servicios básicos, disponibilidad de medios de transporte, por citar algunos, son parámetros que ayudarían a completar una visión más completa desde el punto de vista de la relación de la pobreza y los aspectos residenciales y urbanos, así como ayudar a dimensionar el problema a nivel nacional de la pobreza y vivienda para poder establecer estrategias de intervención y rehabilitación urbana y edificatoria.
Notas:
(1) ALGUACIL, Aitana y QUIROGA, Débora. 2022. «El Estado de la pobreza en España 2021. Avance de resultados junio 2022». EAPN España. Pág. 13-16
(2) LLANO, Juan Carlos. 2021. «El mapa de la pobreza severa en España. El paisaje del abandono» EAPN España.
(3) Ibid. Pág. 31
(4) Ibid. Pág. 35
(5) Ibid. Pág. 37