Figura 1. Uso ineficaz de los recursos en un edificio convencional y uso cíclico de los recursos en un edificio sostenible.

[Fuente: GAIA Vista Architects, Un Vitruvio ecológico. Principios y práctica del proyecto arquitectónico sostenible, 2010]

“Todas estas cosas voy pensando, mientras canta la tetera, y el buen roble arde hasta convertirse en rojas brasas sobre cenizas blancas. Esas cenizas, en cuanto llegue la primavera, las llevaré al huerto, al pie de la colina arenosa. Volverán de nuevo a mí, quizás como manzanas rojas, o quizás en forma de espíritu emprendedor en una ardilla bien cebada en octubre que, por razones que ella misma desconoce, está decidida a plantar bellotas. “

Aldo Leopold, Una ética de la tierra. Edición de Jorge Riechmann, 2000

En su origen, los métodos y herramientas de evaluación de edificios con criterios de sostenibilidad tuvieron como único objetivo analizar el impacto medioambiental de los edificios en su entorno. Desde esta perspectiva medioambiental, un concepto fundamental para evaluar los edificios es el de su ciclo de vida. Muchos de los métodos y herramientas de evaluación se basan en este enfoque. Con el tiempo, nuevos criterios sociales y económicos se han sumado a los medioambientales y también a ellos se les aplica el enfoque del ciclo de vida.

La familia de normas que elabora AENOR en el Comité Técnico de Normalización 198 “Sostenibilidad en la Construcción” utiliza el enfoque del Ciclo de Vida en su desarrollo. En esta nueva entrada sobre los trabajos de este comité describimos los principios básicos de la metodología del Análisis del Ciclo de Vida y otros términos relacionados con la evaluación del comportamiento ambiental de los edificios como las Declaraciones Ambientales de Producto o las Reglas de Categoría de Producto.

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Los principios y los requisitos para la evaluación del comportamiento ambiental de los edificios están recogidos en la UNE-EN 15643-2:2012 “Sostenibilidad en la construcción de edificios. Evaluación de la sostenibilidad. Marco para la evaluación del comportamiento ambiental”. Su marco metodológico se aplica a todo tipo de edificios, tanto nuevos en su ciclo de vida completo como existentes para su vida útil restante y su etapa de fin de vida. Se evalúan los aspectos e impactos ambientales del edificio sobre el ámbito local, regional y global. La evaluación se basa en un Análisis del Ciclo de Vida (ACV) y en otras informaciones ambientales cuantificables.

La metodología del ACV consiste en la recopilación y evaluación de las entradas, las salidas y los impactos ambientales potenciales de un sistema de productos durante todo su ciclo de vida. El ciclo de vida son las fases consecutivas e interrelacionadas en la vida del objeto considerado. Se miden los impactos ambientales de etapa de producto (suministro de materias primas, transporte y fabricación), proceso de construcción (transporte y construcción-instalación), etapa de uso (uso, mantenimiento, reparación, sustitución, rehabilitación, uso de energía y de agua en servicio) y etapa de fin de vida (deconstrucción, transporte, tratamiento de residuos y eliminación). Los impactos ambientales se definen como cualquier cambio en el ambiente, tanto negativo como positivo, producido de forma completa o parcial por los aspectos ambientales. Los aspectos ambientales son aquellos aspectos de la obra de construcción o de parte de la obra, de los procesos o de los servicios relacionados con su ciclo de vida que pueden alterar las condiciones ambientales.

Además de determinar los impactos y aspectos ambientales, esta evaluación permitirá al cliente, al usuario y al proyectista tomar decisiones y seleccionar alternativas que ayuden a responder a los objetivos en materia de sostenibilidad de los edificios. En la actualidad, la metodología del ACV se utiliza como base sobre la que comparar materiales, componentes y servicios [1]. Está totalmente estandarizada a través de las normas:

– UNE-EN ISO 14040:2006 Gestión ambiental. Análisis del ciclo de vida. Principios y marco de referencia.

– UNE-EN ISO 14044:2006 Gestión ambiental. Análisis del ciclo de vida. Requisitos y directrices.

 

La metodología del ACV consta de cuatro fases:

1. Definición de objetivos y alcance del estudio. Se establecerá la unidad funcional definida en UNE-EN ISO 14040:2006, que proporciona una unidad de referencia a partir de la cual se normalizan matemáticamente todos los datos de entrada y salida del sistema objeto de estudio. También deben establecerse el sistema (conjunto de procesos unitarios o subsistemas) que va a evaluarse y los límites de ese sistema. Finalmente, se seleccionará el método de evaluación de impactos que se utilizará y las categorías de impacto que se evaluarán.

 

2. Análisis de inventario de ciclo de vida (ICV). Se obtendrán datos para cuantificar las entradas (uso de materias primas y energía) y salidas (emisiones al aire, agua y suelo; subproductos y otros vertidos). Los resultados del ICV se agruparán en categorías de impacto.

 

3. Evaluación de los impactos ambientales de ciclo de vida. Para cada categoría de impacto se seleccionan unos indicadores que reflejan las emisiones o los recursos utilizados.

 

4. Interpretación de los resultados. Se combinan los resultados de las fases anteriores del estudio de ACV para obtener una serie de conclusiones y recomendaciones útiles para la toma de decisiones sobre el sistema analizado.

 

Todo el ACV se presenta en un informe final de forma transparente y detallada para permitir la compresión de las dificultades inherentes al estudio del ACV. También se incluirá la revisión crítica por parte de otros expertos internos o externos independientes familiarizados con los requisitos normativos y con experiencia científico-técnica en el ámbito de estudio. De esta manera se verifica si un ACV se ajusta a la metodología estándar, se comprueba la transparencia del informe, que los métodos usados en el ACV son científicamente y técnicamente válidos, si los datos obtenidos están en concordancia con objetivos planteados y si las interpretaciones reflejan las limitaciones del estudio. La gran cantidad de datos que hay que manejar para realizar un ACV hace necesario utilizar programas informáticos como por ejemplo SimaPro, Gabi o Eco-Quantum. Estos programas incorporan bases de datos para la elaboración de la fase de ICV.

La aplicación de esta metodología del ACV a un edificio está normalizada en la Norma UNE-EN 15978:2012 “Sostenibilidad en la construcción. Evaluación del comportamiento ambiental de los edificios. Métodos de cálculo”. Esta norma especifica el método de cálculo, basado en la metodología del ACV y en otra información ambiental cuantificada, que permite evaluar el comportamiento ambiental de un edificio e indica como elaborar un informe y comunicar los resultados de la evaluación. Es aplicable tanto a edificios nuevos como existentes, así como a proyectos de rehabilitación. Incluye todos los productos, procesos y servicios de construcción relacionados con los edificios, utilizados a lo largo del ciclo de vida del edificio. El método de evaluación se basa en los datos obtenidos de las Declaraciones Ambientales de Productos y el resto de información necesaria para la evaluación.

En lo referente a los productos de construcción, la Norma UNE- ISO 21930:20010 “Sostenibilidad en la construcción. Declaración ambiental de productos de construcción” se publicó para aportar uniformidad en cuanto a la información ambiental de los productos de construcción. Una Declaración Ambiental de Producto (DAP) sirve para comunicar de forma verificable, precisa y no engañosa la información ambiental de los productos y sus aplicaciones, apoyando así una toma de decisiones justa con base científica y desarrollando las posibilidades de mejora continua ambiental impulsadas por el mercado. Se basa en el inventario de datos del análisis del ciclo de vida y en otras informaciones adicionales. Cada producto de construcción pertenece a una categoría de producto, es decir, a un grupo de productos de construcción que pueden cumplir funciones equivalentes. Para cada categoría de producto la UNE-EN ISO 14025:2010 define las Reglas de Categoría de Productos (RCP) como el conjunto de reglas específicas, requisitos y guías para el desarrollo de declaraciones ambientales tipo III para una o más categoría de productos. Las RCP deben servir para identificar e informar sobre el objetivo y el alcance de la información basada en el ACV y las reglas para obtener información ambiental adicional. Debe determinar las etapas del ciclo de vida a incluir, los parámetros que se cubren y la forma en que dichos parámetros se deben recopilar e informar.

La UNE-ISO 21930:2010 fue anulada tras la publicación de la Norma UNE-EN 15804:2014 “Sostenibilidad en la construcción. Declaraciones ambientales de producto. Reglas de categoría de producto básicas para productos de construcción” en la que se establecen las RCP básicas para las DAP tipo III de productos y servicios de construcción.

En la última reunión plenaria del CTN 198 en marzo, se informó de que se están revisando las normas EN 15978 y EN 15804 para introducir nuevos indicadores de impactos ambientales tanto a nivel de edificio (uso del terreno, biodiversidad, ecotoxicidad y toxicidad humana) como de producto (radiaciones ionizantes, escasez de agua, etc). Existen discrepancias porque muchos de los indicadores todavía no tienen  modelos de cuantificación establecidos y consensuados. Además, para facilitar la elaboración de una DAP, se está desarrollando una guía de interpretación de la EN 15804 para aclarar aquellos aspectos en los que puedan surgir dudas.

Esta perspectiva del Análisis del Ciclo de Vida supone una transformación profunda del sector de los productos de construcción. En la actualidad, estamos ante una oportunidad histórica en la que el sector de la edificación puede pasar de ser parte del problema a ser parte de la solución de las crisis climática, energética y económica que vivimos. El pensamiento en términos de ACV es esencial para avanzar en este momento de transición en que nos encontramos.

[1] Aranda Usón, A.; Zabalza Bribián, I.; Martínez Gracia, A.; Valero Delgado, A. y Scarpellini, S.: El análisis del ciclo de vida como herramienta de gestión empresarial, Fundación Confemetal, Madrid, 2006.

Texto: Izaskun Gallo

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